Constancia, bendita constancia.

Para muchos, ganar una carrera, llegar en primer lugar, lo es todo;  no importa qué suceda alrededor, dan todo por colgarse esa medalla áurea, aunque sea por única ocasión en su vida. Y vaya, eso es grandioso, todo el esfuerzo previo y durante la competencia es loable, nada les puede quitar ese enorme mérito, son los mejores, nadie discute ello y es más que justo que se celebre ese logro.  O el artista que logra que su canción vaya al número uno de las listas aunque sea por una semana y quede ahí­ grabado ese ascenso al “top of the pops” para la posteridad.

¿Pero que pasa si ese artista o atleta no vuelve a figurar en los primeros diez, veinte, treinta o cuarenta?¿qué sucede si ese número uno se esfuma de la vista de los demás?  En términos de logro, ganar una sola vez es plausible, pero hablando de rentabilidad, esos “once in a lifetime” o “one hit wonders” pasan a ser un dato curioso o una lí­nea aislada en un libro de estadí­sticas

Por el otro lado, están los que quizás se esfuerzan igualmente que los ganadores, pero por alguna razón, no siempre obtienen el primer puesto en las listas pero viven constantemente en el top 10 o top 20, durante temporadas, años e incluso décadas completas. Su nombre es más fácilmente asociado a una idea o concepto y sus rostros son identificados sin tanto problema. Ah, y la gente no les llama “los que nunca o pocas veces han llegado al número uno”, sino como “los que siempre están ahí­, haciendo ruido”,los “Sí­, los conozco, recuerdo e identifico”, los constantes.

Un ejemplo, en las listas de Billboard de  artistas británicos que han llegado al número uno en los Estados Unidos, Fine Young Cannibalstiene el mismo número de canciones en la cima de la lista que David Bowie y que Queen (dos números uno, cada artista), y más que Pink Floyd (un solo top spot en su extensa y creativa historia).¿Quién crees que es más conocido, reconocido y rentable?¿FYC o David Bowie, Queen o Pink Floyd? (Salvo que seas un hardcore fan de Roland Gift y compañí­a, la respuesta es obvia).

Ser constante -trabajando duro para ello- es más rentable que solo llegar a la cima una sola vez y dejar que la inercia haga lo suyo. O como alguna vez me dijo mi padre, “si trabajas duro en tus sueños cada dí­a, haces que las frustraciones se olviden de ti”.

Constancia, esa cosa que solo se logra trabajando todos los dí­as y que a la larga te da a ganar más que ganar sólo una vez (ahí­ perdonen ustedes la cacofoní­a).

Carlos Leal Jiménez
Sr.Smith

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