Vivimos en una era donde la tecnología nos hace más fácil nuestra vida, trabajo e incluso el tiempo libre. Y aunque nos cueste aceptarlo, también nos hace un poco más holgazanes (bueno, en algunos casos, mucho más holgazanes).
Vemos (que no es lo mismo que observamos), copiamos y pegamos cosas, a menudo sin saber su origen ni tener claro el destino de esos pegotes. Copiamos tareas, trabajos, proyectos, ideas, dibujos, imágenes, párrafos, etc. y las pegamos en nuestros muros, álbumes, proyectos y otros etcéteras, pensando que por el simple hecho de haberlas buscado por ahí en Google, nos da el legítimo derecho de sacarle provecho.
Y peor aún (quizás la más triste de toda copia) copiamos actitudes, sueños y aspiraciones de alguien más y las pegamos de manera burda en nuestras vidas.
Al final, después de tanto Ctrl C+ Ctrl V , nos preguntaremos porque nuestra “individualidad” es tan parecida a la de miles y miles por ahí, si no es que tan solo sea una amorfa copia.
Y como siempre, esto aplica a personas y a marcas.
Think about it.
Carlos Leal Jiménez
Sr.Smith